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Público: A mí me gustaría saber, cuál te parece a ti que es la relación existente entre el boxeo y la literatura. Tomando en cuenta que es un deporte medular en la primera mitad del siglo XX, en Chile y en Argentina, como también que eres uno de los pocos escritores que se ha dedicado a escribir relatos cortos sobre el tema.

Ricardo Piglia: Bueno, a mí me interesa mucho el box, ahora voy menos, pero en una época iba mucho. El estilo me parece que es un elemento importantísimo, y si pudiéramos definir el estilo en el box, nos acercaríamos a la posibilidad de definir el estilo también en literatura. Hemingway, que era un experto en esto, decía: el estilo es mantener la elegancia bajo presión, tener la gracia bajo presión, es decir, en una situación de combate. Un torero, que sería otro ejemplo, alguien en la guerra. Estamos en una situación extrema, ¿somos capaces de mantener cierto estilo? Nos vamos a entregar ahí y vamos a perder totalmente la forma. Hay algo en el box y en los grandes boxeadores, que tiene mucho que ver con estar en una situación de peligro extremo y mantener la elegancia. La elegancia en el box tiene un determinado tipo de características: el juego de piernas, los boxeadores que “salen pegando”, es decir, jugadores que retroceden, pero al retroceder pegan. Es una escena brutal y terrible, uno ve el box y le parece imposible que esta cultura admita eso, que dos individuos jóvenes salgan medio desnudos a un cuadrilátero y se empiecen a dar golpes, y que todo el mundo mire eso y se entusiasme. Es un universo muy fuerte, de modo que me ha interesado mucho y recuerdo a algunos boxeadores que admiré mucho, los boxeadores que no se dejan pegar. Porque los grandes boxeadores no son solamente los que pegan bien, sino los que no se dejan pegar.
 Otra cosa que tiene el box es el dolor, los grandes boxeadores son los que saben asimilar el dolor. El dolor de los golpes, el dolor real, el dolor de que te peguen una trompada enorme en el hígado y tenés que asimilar el dolor. Es una experiencia con el dolor. 
Yo no digo que la literatura sea una experiencia con el dolor, pero si me parece que la literatura es una experiencia con el riesgo, a mí me gustan los escritores sobre la base de la cantidad de riesgos que son capaces de tomar, ese es para mí el criterio. Y el riesgo es algo que tiene sentidos múltiples en el caso de la literatura, y en ese sentido podríamos entenderla como una suerte de relación con el box, donde también el riesgo es un elemento muy importante. 
Otra cosa, los grandes boxeadores, los que han quedado en la historia, Mohamed Alí, por ejemplo o Gatica en la Argentina, se convierten en grandes ídolos después de haber perdido alguna pelea. Solamente los que han perdido alguna pelea son los que son inolvidables. ¿Cómo se recupera alguien de alguna derrota? Eso también me parece fantástico. No importa si es invicto, puede ser un poco blandengue. La cuestión es cómo un boxeador es capaz de renacer después de haber sido derrotado. Entonces hay muchísimo para pensar. Uno podría decir que un escritor es derrotado todo el tiempo, y que cada libro que escribe es una derrota y tiene que seguir adelante para ver si lograr escribir alguna vez lo que quiere escribir. Y cada libro es una derrota porque nunca es lo que quiso escribir. Es una experiencia muy paradójica el box.

Fuente: “Conversación con Ricardo Piglia: El escritor y los estudiantes”. Cátedra Roberto Bolaño, Universidad Diego Portales, Chile

11 Comments:

  1. Anónimo said...
    Formidable documento, me ha hecho ver todo el evento desde otro punto de vista.
    Anónimo said...
    Ricardo Piglia en ningún momento ha dicho que los poetas se pongan a boxear; sobre todo cuando estos poetas no tienen estilo para ello. Con vuestro acto, la poesía ha perdido sin que el boxeo haya ganado nada.
    Anónimo said...
    En uno de los videos puestos en el blog uno de los organizadores da como explicación que esto se trata por un lado de una forma de catarsis y por otro es una burla a los recitales de poesía tradicionales. Yo estoy muy de acuerdo: Catarsis no sólo para los poetas que por unos minutos se pusieron en el pellejo de otro (aunque se pegaran mal) y también por parte del público, que en su mayoría al parecer no se esperaba que los poetas se golpearan de verdad y se sorprendieron, y se divirtieron o quedaron horrizados, pero nadie quedó indiferente. Burla a los recitales tradicionales tan complacientes y más que eso, al intelectual vanidoso que se masturba con su discurso. Así que la poesía ha ganado mucho, perder nada. Y el boxeo puede que también, ya que se invita a reflexionar sobre él de alguna manera.

    El texto de Piglia no habla sobre poetas boxeadores, pero sí hace relación entre este deporte y la literatura y por eso lo habrán citado, muy bueno.
    Anónimo said...
    Sigo pensando que la poesía ha perdido. Si quieren criticar a los poetas que no les gustan, o a los recitales tradicionales y/o pomposos, se me ocurren mejores maneras:
    - Escribir poemas mejores que los que han escrito los poetas que no les gustan.
    - Renunciar, cuando llegara el caso, a dar ninguna clase de recital y dejar que sus poemas se defiendan por sí solos.

    Si querían una catarsis, no hacía falta que menospreciaran un deporte que a mucha gente le gusta (a Ricardo Piglia, por ejemplo). Si querían ser famosos, ya que sin duda es el aspecto de marketing el más conseguido con la velada, hubiera bastado con que los poetas se pelearan sin más y sin recurrir al marco del boxeo. Si querían un happening, podían haber hecho una ronda de penaltys que al menos no hubiera menospreciado con pedantería el boxeo (lo que se dijo en un periódico de que no había asistencia médica ante una posible emergencia no me parece ninguna tontería).

    Creo que la poesía ha perdido por el espectáculo bochornoso que han dado los poetas. En vez de acercar la poesía a más lectores, creo que la han alejado. ¿Qué pensar sobre cuatro niñatos que se pegan en público sin ningún estilo ni preparación, que violan las reglas del boxeo gratuitamente? Si en vez de eso, hubiéramos leído un buen poema sobre el boxeo, seguro que la poesía hubiera ganado. Creo que se han alejado a muchos potenciales lectores y no creo que se haya ganado a ningún lector de otra poesía que no sea la de los cuatro implicados.
    Anónimo said...
    oh sí! hubiera sido mucho mejor que los poetas se pusieran a recitar poemas sobre el boxeo! Qué gran combate de poetas! Todos vestiditos con sus pantaloncicos cortos, los guantes y recitando a viva voz grandes (y no tan grandes) poemas dedicados a las grandes figuras del box! Qué desmadre! Qué rompedor! Qué grande para la poesía, no, para la lírica! ¿Cómo no se nos había ocurrido?!

    Firmado, uno de los 'niñatos' a los que alude anónimo.
    Anónimo said...
    Querido niñato:

    No me he explicado bien o no me has entendido. Simplemente he querido decir que parece mejor que escribas un poema bueno antes que ponerte a pelear bajo un marco que no te corresponde. Si eres poeta, escribe un buen poema (sobre el boxeo o sobre otra cosa). No he dicho en ningún momento que participes en ningún recital, ni tradicional ni supuestamente "rompedor".
    Anónimo said...
    Amigo anónimo:

    si quisiéramos una catarsis follaríamos

    si quisiéramos hacernos famosos no perderíamos nuestro tiempo contestando comentarios anónimos

    si quisiéramos un happening no haríamos jamás una ronda de penaltys. ¿Qué tontería es esa?

    si quisiéramos acercar la poesía a los lectores nos acercaríamos nosotros más a la poesía

    y si quisiéramos leer o escribir un buen poema sobre el boxeo ya lo habríamos hecho.

    pero no queremos nada. nada.
    Anónimo said...
    Gracias por la amabilidad de vuestra respuesta, y por tomaros tiempo en contestarme. Os escribo en son de paz y disculpadme si antes he estado borde, pero en realidad hay muchas cosas que no entiendo y que quiero entender. Por ejemplo, eso de que no queréis nada es ¿a priori o a posteriori? Porque me parece que no es inocente mezclar poesía y boxeo en público. Personalmente, vuestro acto no me ha hecho reflexionar sobre la poesía en sí. Pero sí que he pensado mucho en el arte y en la sociedad gracias a vosotros. Pero ¿por qué poesía? ¿Y por qué boxeo?
    Anónimo said...
    Por cierto, esto SÍ que es un buen poema:

    Amigo anónimo:

    si quisiéramos una catarsis follaríamos

    si quisiéramos hacernos famosos no perderíamos nuestro tiempo contestando comentarios anónimos

    si quisiéramos un happening no haríamos jamás una ronda de penaltys. ¿Qué tontería es esa?

    si quisiéramos acercar la poesía a los lectores nos acercaríamos nosotros más a la poesía

    y si quisiéramos leer o escribir un buen poema sobre el boxeo ya lo habríamos hecho.

    pero no queremos nada. nada.
    Esther Cabrales said...
    De nada sirve insultarse. Yo sigo prefiriendo mirar, que para eso soy espectadora. Quizás la forma de entenderlo sea la de la antipoesía. Yo no tengo mucha idea -quizás debería callarme- pero creo que siempre ha habido grupos, que han creado movimientos que han ido en busca de nuevos temas y nuevas técnicas en un intento de superar los hábitos literarios ya establecidos (podemos recordar a los surrealistas franceses que se ponían hasta el culo de todo y después escribían, André Breton, Robert Desnos, bueno, es otra forma de crear, automatismo se llamaba ¿no?). Quizás se trate de eso. Una forma de llamar la atención sobre el lector que a su vez debe despojarse de todos sus prejuicios para ser capaz de entender esa forma estética. Ahora, con la muerte de Alain Robbe-Grillet recordamos el Nouveau roman que también pretendía buscar nuevas técnicas confundiendo al lector. A mi juicio, si esta experiencia ha servido para ponernos todos a escribir como locos, bienvenido sea.
    Esther Cabrales said...
    (escritura automática, era, perdón)

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